El tito Molyneux otra vez sentando cátedra. No se si tendrá razón, el tiempo lo dirá.
Pero hay una cosa que ha dicho que me ha gustado: "Se parece mucho a
los años 80. Antes cualquiera podía crear un juego que tuviese mucho
éxito. No había fórmulas secretas o algo
escrito en piedra. Hace unos años todo era miedo, grandes presupuestos y
'mi saga es mayor que la tuya'. Todo giraba sobre quién haría el
próximo Call of Duty. Ahora es sobre la originalidad, la creatividad y
no tener miedo".
¿Estamos volviendo a la época ochentera en que
cualquiera creaba un juego en su habitación con su Spectrum o Amstrad y podía convertirse en superestrella del software? Una cosa es cierta:
por una parte, es incluso más factible tener éxito por la facilidad de
difusión que nos da Internet, pero por otra, esa misma facilidad de
difusión hace que la competencia sea mayor y que sea más difícil dar con
una idea original que nos permita destacar entre todos los demás.
Lo que es innegable es que la democratización de la informática que
trajo la era de los microordenadores en los 80 se está volviendo a dar
con los smartphones, las tabletas y las plataformas de comercialización
de aplicaciones tipo Google Play o App Store. Y eso siempre es bueno.
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